Tu bomba superficial está haciendo ruido, no saca agua, o peor aún, se detuvo por completo? 😩 Sabemos lo frustrante que es cuando el corazón de tu sistema de agua deja de latir, pero no te preocupes, hoy te contamos cómo le devolvemos la vida a estas guerreras del bombeo.
- Diagnóstico, escuchar y observar: Lo primero es entender qué le pasa a la bomba y observar su comportamiento, si emite ruidos extraños o si externamente se ve alguna falla, también podría ser necesario abrir la bomba y buscar desgastes, obstrucciones, problemas eléctricos o daños por cavitación.
2. Identificación del Problema: Una vez desarmada, el culpable suele aparecer y podría ser:
- Impulsores desgastados o rotos: Si el agua tenía arena o algún sólido, esto es muy común.
- Sellos mecánicos con fugas: Causan goteos y pueden afectar el motor.
- Rodamientos dañados: Generan ruidos y vibraciones.
- Problemas eléctricos en el motor: Cables quemados, bobinados dañados.
- Obstrucciones internas: Algún residuo que logró pasar el filtro y se atascó.
3. Reemplazo de Componentes: Con el diagnóstico listo, se puede proceder a reemplazar las piezas dañadas por repuestos de alta calidad (la durabilidad de la reparación depende de ello). Si nunca has hecho esto te recomendamos la ayuda de expertos para asegurar la correcta instalación de los componentes.
4. Ensamble y Calibración: Luego se vuelve a armar la bomba con precisión, asegurando que todas las piezas encajen perfectamente. Realizar ajustes y calibraciones para que funcione con la máxima eficiencia.
5. Pruebas Rigurosas: Una vez reparada, hay que realizar pruebas de funcionamiento de bombeo y verificar que el caudal, la presión y el consumo eléctrico sean los correctos.
Recuerda que el mantenimiento preventivo periódico es tu mejor aliado. Pequeñas revisiones y ajustes a tiempo pueden evitar grandes paradas y costosas reparaciones, asegurando que tu sistema de riego funcione de manera óptima durante toda la temporada.